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SECCIÓN II

LA LUZ IMPRESIONISTA

 

 

Con su decisión de salir del estudio y pintar la naturaleza, los impresionistas rompen con la jerarquía de los géneros en la pintura.

 

A partir de entonces lo que prima ya no es tanto el tema en sí como la sensación provocada por un paisaje o por las escenas de la vida moderna.

 

Convertido en maestro de la pintura al aire libre, Monet dedicó toda su vida a captar las variaciones luminosas y las impresiones de colores de los lugares que miraba. Más que en el motivo, su interés se centraba en la transfiguración de este último por obra de la luz. Para aprehender esta luz cambiante, el pintor trabajaba deprisa a base de pinceladas sucesivas y no dudaba en aventurarse por lugares expuestos a cambios meteorológicos bruscos. La costa de Normandía, y sus puestas de sol o los paisajes de Holanda, adonde volvió en 1886, le permitieron abordar las intensidades lumínicas de una naturaleza aún salvaje.

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Claude Monet (1840-1926)

Campo de tulipanes en Holanda, 1886

Óleo sobre lienzo, 54x81 cm

París, Musée Marmottan Monet, legado Michel Monet, 1966

Inv. 5173

© Musée Marmottan Monet, Paris

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