SECCIÓN VI
LA ABSTRACCIÓN EN CUESTIÓN
En 1908, Monet empezó a sufrir de cataratas, dolencia que le impedía ver con claridad y alteraba su percepción de los colores. Durante la lucha del pintor contra esta ceguera progresiva, su paleta se redujo quedando dominada por los marrones los rojos y los amarillos, como dejan patente en esa época, los ciclos de El sendero de los rosales, los Puentes japoneses y los Sauces llorones.
Su pintura también se volvió más gestual. Desde entonces en sus cuadros se hizo visible la mano que sujetaba el pincel. La forma se diluye frente al movimiento y el color y en su tránsito desde la representación hasta el esbozo acaba siendo casi indescifrable.
Estos cuadros de caballete sin parangón en la trayectoria de Monet dejaron una huella muy profunda en los pintores abstractos de la segunda mitad del siglo XX.

Claude Monet (1840-1926)
Glicinas, hacia 1919-1920
Óleo sobre lienzo, 100x300 cm
París, Musée Marmottan Monet, legado Michel Monet, 1966
Inv. 5124
© Musée Marmottan Monet, Paris

Claude Monet (1840-1926)
Sauce llorón, hacia 1918-1919
Óleo sobre lienzo, 100×120 cm
París, Musée Marmottan Monet, legado Michel Monet, 1966
Inv. 5080
© Musée Marmottan Monet, Paris